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sábado, 24 de octubre de 2009

CIUDADES DEL MUNDO EN LUCHA CONTRA EL DIÓXIDO DE CARBONO (CO2)



Urbes como Londres, -que quiere dar ejemplo como país pionero en la lucha contra el cambio climático-, Copenhague, Adelaida, Phoenix o Vancouver han tomado ya la iniciativa de disminuir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2).  Cada vez es mayor el número de ciudades que están tomando medidas de apoyo al desarrollo de energías renovables.

Las medidas  son, en algunos casos, pioneras y pueden desarrollarse con el aumento de los coches eléctricos y de la instalación, en los vehículos de combustible, de contadores inteligentes.  En los hogares: el aislamiento térmico de las viviendas, construcción de edificios de energía cero, etc.

Londres encabeza ya este reto y  su objetivo es transformarse en una ciudad de bajo carbono.  Una de las iniciativas municipales fue la instauración de una Zona de Bajas Emisiones que dejaba fuera del casco urbano a los vehículos más contaminantes.


Otra medida reciente incorpora a diez distritos en “zonas de bajo carbono”.  El ayuntamiento londinense invertirá, aproximadamente, 220.000 euros en cada una para que se realicen medidas de eficiencia energética y de reducción de las emisiones de CO2.  Se calcula que unos 13.000 hogares, 1.000 tiendas y negocios, 20 escuelas, un hospital y varios lugares de culto y centros comunitarios se beneficiarán de esta iniciativa.

El proyecto incluye ayudas para familias de ingresos bajos para que instalen sistemas de aislamiento térmico o paneles solares. Se pondrán en funcionamiento programas educativos para explicar a los vecinos cómo reducir el consumo energético o cómo utilizar contadores inteligentes.

Copenhague que será la ciudad anfitriona de La Cumbre Mundial sobre el Clima, sucesora de Kyoto, ha anunciado su objetivo de convertirse en la primera capital del planeta con “cero emisiones” de CO2 en 2025.  El desarrollo de la energía eólica y el uso de los coches eléctricos y de hidrógeno son algunas de sus bazas.


Pero la ciudad portuaria de Frederikshavn –de sólo 25.000 habitantes-  quiere conseguir, para el 2015, ser la primera urbe basada en energías renovables al 100%.


Suecia viene demostrando desde hace años su conciencia ecológica y varias de sus ciudades han asumido ambiciosos planes medioambientales.  En VÄXJÖ –una localidad de 80.000 habitantes- se han propuesto, desde los años noventa,  abandonar los combustibles fósiles para 2050.  En la actualidad, gracias a la explotación de los bosques, el 57% de sus necesidades energéticas proviene de fuentes renovables.  La ciudad de Växjö ha reducido sus emisiones de CO2 en un 25% en los últimos diez años.


La ciudad australiana de Adelaida aspira a lograr una “neutralidad de carbono” entre 2020 y 2025.


En la ciudad de Phoenix (Arizona) han anunciado su intención de ser la primera villa estadounidense “neutra de carbono”.  Sus responsables invertirán mil millones de dólares para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70%, en un plazo de tres o cuatro años.


La ciudad canadiense de Vancouver y el estado norteamericano de California han suscrito un acuerdo de colaboración para crear “zonas de desarrollo económico de bajo carbono”.  Se incentivará el uso de tecnologías ecológicas para reducir las emisiones de CO2 y aumentar el número de trabajadores del sector “verde”.


La población barcelonesa de Sant Cugat del Vallés estudia la posibilidad de crear la primera comunidad residencial de España con un balance de cero de emisiones de CO2.


En Asia también se quieren sumar a estas iniciativas.

Parece que este gigante dormido de la inconsciencia colectiva comienza a despertarse y a darse cuenta de que ya no tenemos ningún tiempo que perder, que hay que salvar lo que nos queda y que, por el momento, tampoco tenemos otro planeta al que emigrar en el caso de que la vida se hiciera imposible aquí.  Benditas sean todas las iniciativas que ya tendrían que haberse puesto en marcha hace años.

Hasta que no se conozcan las conclusiones de la Cumbre Mundial sobre el Clima, en estas páginas de “La tortuga de dos cabezas” nos limitaremos a buscar información sobre todo lo que se está desarrollando para que podamos luchar contra el cambio climático.  Creo que todos tenemos la obligación de hacernos escuchar y de exigir que se ponga remedio sin más excusas: en este fuego está ardiendo nuestra supervivencia como especie y la de todos los seres vivos que nos acompañan y han hecho posible, a través de millones de años, el nacimiento de infinidad de culturas humanas y de civilizaciones en todos los lugares de la Tierra.

Y esto a quien corresponda.  Señores, ¿para cuándo empezaremos con las principales ciudades españolas?

Franziska
Imágenes tomadas de Internet
Alcalá de Henares, 24 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

¡PROTEGER EL ARTICO ES SALVAR EL PLANETA!






Desde que el nombre de Sheila Watt-Cloutier, al ser nominada para el premio Nobel de La Paz 2007, saltó a todos los medios de comunicación,  los escasos datos que tenía sobre sus actividades han dormido el sueño de los justos en mis archivos.  Hoy, día 15 de Octubre de 2009,  es el día señalado para participar en Internet en EL BLOG ACTION DAY ’09 en defensa del medio ambiente y creo que ha llegado el momento de presentar en este modesto blog a una gran luchadora.




SHEILA WATT-CLOUTIER se crió en la pequeña comunidad inuit, en las costas meridionales de la Bahía de Ungava, en el helado norte de Canadá.  Hoy es la representante electa de 150.000 habitantes que integran el pueblo inuit, dispersos alrededor del Ártico en Alaska, Canadá, Groenlandia y Chukotka, Rusia.

Junto con la organización PNUMA desempeñó un importante papel en la tarea de lograr que los gobiernos del mundo acordasen la supresión gradual de una “docena sucia” de productos químicos persistentes que estaban contaminando a su pueblo. Son las toxinas industriales que pueden causar infertilidad, cáncer y daños cerebrales. También emprendió una campaña en contra del calentamiento de la Tierra.

Este es un extracto editado del testimonio que presentó ante el Congreso de los Estados Unidos en septiembre de 2004:

“Nos encontramos al borde de un momento decisivo en la historia del planeta. La Tierra se está derritiendo y debemos reunirnos, todos, para abordar de forma eficiente el problema del cambio del clima.

Mientras que el calentamiento de la Tierra afecta al planeta entero, existe un consenso científico de que está impactando en el Ártico con mucha mayor celeridad. Nuestros mayores han venido experimentando estos cambios desde mediados de los años 70. La relación de los inuit con el medio ambiente sigue siendo fuerte, y muchos de nosotros todavía dependemos de la tierra y del mar para el sustento de nuestras familias. Nuestros mayores y nuestros cazadores tienen un íntimo conocimiento de la tierra, el mar y el hielo, y han observado unos alarmantes cambios en el clima, el medio ambiente y la fauna silvestre del Ártico. Estos cambios incluyen:

1. derretimiento de permafrost
2. estaciones más largas sin hielo marino
3. nuevas especies de aves y peces -lechuzas, petirrojos, patos de cola ahusada y salmón- están invadiendo la región.
4. invasiones de mosquitos y jejenes
5. condiciones del hielo marino impredecibles
6. derretimiento de glaciares, lo cual crea torrentes en vez de arroyos.

Nuestras observaciones son confirmadas por una evaluación científica oficial llevada a cabo por más de 300 científicos y numerosos habitantes autóctonos del Ártico. El estudio concluye que es muy probable que nuestra antigua relación con nuestra cultura de caza desaparezca  en el período de la vida de mi nieto. El cambio del clima está sucediendo primero y más rápidamente en el Ártico. Mi tierra natal es el barómetro de salud para el planeta. Al observar lo que ya está sucediendo en las remotas aldeas inuit en Alaska (como en Shismaref, cerca de su extremo oriental, que literalmente está siendo azotada hasta tal punto que se está cayendo al mar) se nos revelan los futuros peligros para regiones más pobladas como Florida, Louisiana o California.

Si logramos invertir, a tiempo, la emisión de contaminantes que causan los cambios climáticos para salvar el Ártico del impacto más devastador del calentamiento de la Tierra, podremos ahorrar incalculables sufrimientos para cientos de millones de habitantes alrededor del globo. El calentamiento de la Tierra nos une a todos. Usemos lo que está sucediendo en el Ártico -la Historia Inuit- como un vehículo para restablecer esta asociación entre todos nosotros, de forma que comprendamos que el planeta y sus habitantes son uno. El cazador inuit que cae a través del imprevisible hielo marino en disminución, está vinculado con los automóviles que conducimos, con las industrias de las cuales dependemos, y con el mundo desechable en el que nos hemos convertido.

El cambio del clima es una cuestión de supervivencia de la humanidad. Es el problema mundial más apremiante con que nos enfrentamos hoy día. ¡Protejan el Ártico, y salvaremos el planeta!"

Para quienes tengan curiosidad y quieran completar un poco el curriculum vitae de Sheila Watt-Cloutier, encontrarán en Internet información de las numerosas ocasiones en que le han sido otorgados premios y condecoraciones en reconocimiento a su trabajo. Porque es muy destacada y meritoria la labor de esta incansable luchadora en defensa de su pueblo y porque su supervivencia y sus modos de vida están en peligro: los inuit no pueden acudir al mercado a abastecerse, dependen de la naturaleza que es su despensa y su medio de vida –dice Sheila-  sin embargo, no se trata sólo de los inuit, las consecuencias terminarán llegándonos a todos.



martes, 6 de octubre de 2009

LA CRISIS ES DE TODOS. EL DINERO, NO.

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Con el convencimiento de que se había desarrollado sin mi intervención, trataba de soslayar el tema en el que, por otra parte, para nada podía intervenir y en el que me tocaba, como a la mayoría de nosotros, sufrir las agrias o muy amargas consecuencias. Sin embargo, fue a partir de mi anterior entrada sobre el “Decrecimiento” cuando empecé a considerar que, al menos, debía intentar poner en claro tanta confusión tratando de entender cómo se había desarrollado.  Acudí a la lectura de varios libros y es por este motivo que me tomo la libertad de aconsejar la lectura de “El hombre que vendió su casa por un tulipán” de Trias de Bes. A mí me aclaró muchas dudas.

Es un ensayo minucioso y escrito de una forma sencilla y amena y especialmente clara.
Comienza con la primera crisis en Holanda.  El negocio de la venta de los bulbos de los tulipanes y como a medida que se fueron desmadrando las cotizaciones intervino la banca, se concedieron préstamos, se puso en garantía todas las posesiones de una familia, etc., y va demostrando -para pasmo de quien le está leyendo- que la historia se repite, con la misma base: precios desorbitados, gente que quiere enriquecerse, banqueros que prestan no en base al valor real sino al que tendrá. Y todos, en apariencia, ganan hasta que se produce la hecatombe.

Dice que estamos ante una crisis inmobiliaria, financiera y económica.  Las tres crisis llegaron en fechas separadas y que, por lo tanto, terminarán también en momentos diferentes.  Primero habrá que superar la crisis financiera; después, la relacionada con la economía; y, por último, la inmobiliaria y de la construcción que, por ser la más grave, es la más necesitada de una economía sana para que vuelva a funcionar.

·        Que no debemos creer ninguna de las previsiones que hacen los políticos ni las instituciones porque, en economía, es absurdo hacer predicciones.
·        Que los índices de precios estaban controlados porque la vivienda no formaba parte del índice de inflación.  No se comprende por qué la vivienda a la que se destina entre un 20 a un 60% de los ingresos familiares, no se incluye en el cálculo de la inflación y por qué no se tiene en cuenta para medir cómo sube el costo de la vida.  En mi opinión, parece que no interesa a los empresarios ni a los gobiernos porque, de otro modo, habrían controlado la carestía de las viviendas y así la burbuja global inmobiliaria no se habría producido.  Pero fallaron todos los resortes de control.
·        Los bancos de inversión son responsables de haber asumido unos niveles de riesgo completamente inaceptables.
·        Las agencias de tasación no deben de valorar los inmuebles a precios dudosamente sostenibles, en breve plazo, especialmente si los bancos van a prestar a largo plazo.
·        El autor recomienda la lectura del libro de John Kenneth Galbraith, “La economía del fraude inocente”.
·        Dice que no debemos preguntarnos cuándo llegará el final de la crisis sino que hemos de luchar contra ella con todas nuestras energías e ilusión.  No se puede esperar a que escampe. Nos toca trabajar en pleno temporal.  Hay que seguir exportando, investigando, innovando, invirtiendo, emprendiendo: poniendo nuestra ilusión de cada día en el trabajo bien hecho porque el final llegará cuando ya no nos demos cuenta.  Es decir, el final de una recesión es parecido a su llegada: nadie se percata hasta que no la tiene encima.  Cuando ya nadie hable de la crisis, empezaremos a salir de ella.

Acabamos de vivir en España la expansión económica más larga y pronunciada de nuestra historia.  Catorce años ininterrumpidos de  crecimiento.  Llevamos sólo unos meses de decrecimiento.

La fuente de Besalú DSC_0066 


Información tomada del libro de Trías de Bes
Fotos originales de Franziska