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viernes, 9 de julio de 2010

MUSEO DE LA GUITARRA Y VIHUELA DE MANO JOSE LUIS ROMANILLOS

Para mí significó una grata sorpresa encontrarme con este museo –que ha sido inaugurado hace pocos meses- en la última visita que realicé con mis compañeros del Taller de Lectura. Creo que a todos nos sorprendió gratamente que también la Universidad de Alcalá se haya sumado a la iniciativa.

 Lo que hizo posible que este museo fuera una realidad comenzó con que la Diputación de Sigüenza adquiriese el archivo y las herramientas de trabajo –que es la base del museo- del famoso guitarrero Santos Hernández (1873 – 1943) una de las figuras más importantes en la construcción de la guitarra española.


Reconstrucción del taller del famoso guita
rrero Santos Hernández.


Colaboraron el Ayuntamiento de Sigüenza, la Junta de Comunidades, la Diputación y la Universidad de Alcalá: ésta última cediendo una sala en la Casa del Doncel para alojar el museo.


José Luis Romanillos, musicólogo, conocido constructor de guitarras, y su esposa Marian Harris, aportaron un número de instrumentos de su colección y de diversas donaciones que han recibido para enriquecer sus fondos.



La guitarra española debe su origen a las comunidades mudéjares. En el siglo XV Toledo tenía un importante gremio de construcción de laúdes. Cuando el laúd entra en desuso, aparecen las vihuelas: antecedente de la guitarra española. Era un instrumento muy parecido a la guitarra actual, un poco más pequeño con doce cuerdas.

España es el país que ha creado el instrumento más universal que hay en la actualidad y era una necesidad la creación de un centro que reconozca el hecho: la vihuela y la guitarra son dos instrumentos que hemos sabido inventar los españoles.
El museo tiene entre sus proyectos el estudio y difusión de las técnicas que se han desarrollado a lo largo de cinco siglos. El museo nace para crear un centro de interpretación de la vihuela y la guitarra española, con talleres de recuperación, archivos, exposiciones temporales, conferencias, cursos, seminarios y congresos. En suma, se trata de crear un museo vivo que sirva para dar a conocer lo que representa la guitarra para la cultura porque la guitarra española es un instrumento con características propias.

Nota:


En Madrid hay una importante colección privada del guitarrero, don Félix Manzanero. Y en Jerez de la Frontera existe un museo. Eso es todo. Queda, pues, la perspectiva de un espléndido trabajo por realizar.


Textos e imágenes realizados por Franziska
La información sobre el museo, recogida en diferentes fuentes.
Alcalá de Henares, 9 de julio de 2010

jueves, 1 de julio de 2010

Las ocas silvestres

Retorno a mis encuentros con todos vosotros un poco más arrugadita, pero con mi interés de siempre en la observación de la Naturaleza y de su apasionante mundo animal.
Esta última primavera, tuve la gran suerte de encontrarme a una familia de ocas y comprobé que, efectivamente, silban cuando están alarmados o enfadados pero, además, contraen el cuello como un síntoma de su preocupación. Creo que las expresiones de Mamá Oca son muy significativas. En este trabajo incluyo algunas de las imágenes y del entorno que, a continuación expongo. Después, hay unas pequeñas anotaciones sobre algunas características de las ocas silvestres por si queréis dedicarles unos minutos de vuestra atención.


Los polluelos han salido de debajo de las alas maternas y se mantienen agrupados y disciplinados
Un silbido acompaña a la clara advertencia de que no es grato sentirse observado tan de cerca por un
ojo humano.
El padre está delante en franca postura de protección y vigilancia.

A esta altura del camino, me los encontré.  Destacaba la blancura del padre y fue una tentación imposible
de vencer no tomar las fotos que, llena de emoción, pude disparar.
No resulta fácil comprender el motivo por el que, desde los tiempos más antiguos, se haya considerado a las ocas como aves de escasa inteligencia, puesto que las observaciones realizadas confirman lo contrario. Todas las especies, sin excepción, se encuentran entre las aves más cautas, astutas, vigilantes e inteligentes que existen. En cautividad se adaptan a las nuevas condiciones de vida y se domestican con rapidez.

Las ocas pasan menos tiempo en el agua que los demás individuos de su especie. Permanecen mucho tiempo en tierra e, incluso, en los árboles.


Al caminar mantienen el cuerpo erguido y el cuello en posición vertical. Varias de las especies emiten un sonido semejante a un murmullo; otras, claman; y algunas dejan escuchar gritos agudos y lastimeros que se pueden escuchar desde lejos. Cuando se sienten molestadas casi todas las especies silban.

Cuando se forma una pareja ya no se separa en toda la vida. Sus crías se desarrollan con tal rapidez que, a los dos meses, ya podrían independizarse pero prefieren continuar largo tiempo junto a sus padres, con los que forman una familia muy unida.

El macho corteja a su futura compañera, la vigila celosamente y combate sin temor a sus rivales. En las luchas que se entablan entre los machos, los dos adversarios se agarran fuertemente con el pico por el cuello y se golpean con las alas, con tal violencia que el ruido que producen se puede oír a considerable distancia.

Tras el apareamiento, la hembra empieza a reunir los materiales necesarios para la construcción del nido. El macho la acompaña pero no la ayuda en su tarea. La base del nido está formada por tallos y hojas de junco, ramitas secas y otros materiales amontonados con descuido. El hueco interno, sin embargo, estará revestido por una capa de plumón que, antes de disponerse a incubar, la hembra se arrancará. Los nidos frecuentemente se instalan en suelos pantanosos, en cañaverales o en islotes de las zonas lacustres, siempre en lugares de difícil acceso para los zorros u otros animales de presa.

Sus pequeños nacen a los 24 días. Permanecen 24 horas en el nido y, al día siguiente, sus progenitores los llevan al agua y les enseñan a buscar alimento. Tras el nacimiento de la prole, el macho se hace más desconfiado que de costumbre. Cuando la familia se traslada, la madre va en cabeza, los hijos en medio y el padre en retaguardia.

Los pequeños que quedan huérfanos mueren a menos que se unan a otras familias de la especie. Si bien los adultos no acostumbran a tomar la iniciativa de acoger a las crías abandonadas, nunca se niegan a admitir a la prole ajena que espontáneamente se les una. Se sabe de una hembra que tenía a su cuidado a unos sesenta polluelos huérfanos.

La caza del ánsar común requiere mucha habilidad y prolongados acechos entre los cañaverales. La carne de los adultos es dura y coriácea, pero la de los jóvenes resulta muy sabrosa. Las plumas son más apreciadas que las de la oca doméstica y el plumón se cotiza a alto precio.


El texto se ha elaborado con información recogida en “El Mundo de los Animales”
Las fotos realizadas por Franziska en la cuenca del río Henares.