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sábado, 11 de octubre de 2014

Árboles de Madrid



Durante mi larga vida -ya puedo presumir de mis muchos años- cuya mayor parte ha transcurrido en Madrid,   jamás había tenido noticia de una situación tan preocupante con relación al estado de salud del árbolado madrileño.



 Hoy día 11 de octubre ha vuelto a caer una rama de grandes dimensiones de otro árbol situado en el cruce de la calle Ayala con General Pardiñas, en el distrito de Salamanca, al lado de un paso de peatones y a un par de metros de la puerta de una farmacia, que estaba abierta en ese momento.

 El primer accidente tuvo lugar el pasado 21 de junio. Un hombre de 38 años murió ese día en el Parque de El Retiro. Cuando estaba tranquilamente sentado en un banco, descansando a la sombra, se precipitó sobre él una gran rama que le provocó un traumatismo pélvico y abdominal. Se trataba de un militar que había participado en misiones en Bosnia y en el Líbano. ¡Ironías del destino! El siguiente accidente mortal, tuvo lugar el 9 de septiembre. Un hombre de 72 años falleció al caerle una rama encima cuando iba caminando por la acera, en el barrio madrileño de Santa Eugenia.


Cinco personas heridas leves, entre ellas un niño, cuando estaban a la sombra en una terraza de un restaurante, en la calle de la Montera, cerca de la confluencia con Gran Vía.El día 6 de agosto.

También se produjo la caída de un cedro, el pasado 20 de julio, sobre un banco, situado a la altura del número 63 de la calle de Menéndez Pelayo que hirió en la cabeza a una niña de siete años.

Es difícil pensar que los árboles de Madrid no son insensibles a los sufrimientos de sus habitantes y que tal cúmulo de malas noticias les ha enfermado, y estresados por el ruido, la contaminación -los altos niveles de ozono troposferico- no pueden realizar, como es debido, su trabajo de limpiar la atmósfera y los pobres han enfermado por una exceso de trabajo. No es una broma. Sé que es mucho lo que todos les debemos a nuestros árboles y ahora, como no pueden gritarnos, han terminado enfermando y desplomándose. A ver si nuestro Ayuntamiento se enfrenta de una vez con el problema.

Porque pasear por nuestras calles va a terminar siendo tan arriesgado como estar en una situación de guerra.

Como se puede ver por estas fotografías realizadas por mí, los árboles han encontrado su manera de llamar la atención y se han puesto a crecer de un modo desmesurado. Creo que es primera manifestación de protesta: hecho sin precedentes en la Historia de la Madre Naturaleza.  ¡Dios les proteja y les libre de los recortes en personal de jardinería! Amén.

Alcalá de Henares, 11 de octubre de 2014
Texto e imágenes realizados por Franziska